Combatir el Parkinson es, hoy por hoy, una tarea muy difícil. Nos hallamos ante una enfermedad neurodegenerativa en la que realidad virtual y los serious games han encontrado una forma de entrar en los hospitales y en las consultas, haciendo las terapias más llevaderas, accesibles y, en muchas ocasiones, entretenidas.
Sobre realidad virtual, videojuegos y Parkinson, hablamos con Roberto Cano de la Cuerda, fisioterapeuta y Doctor en Patología Neurológica, así como Director del Departamento de Fisioterapia, Terapia Ocupacional, Rehabilitación y Medicina Física de Universidad Rey Juan Carlos.
Sobre los videojuegos y VR: “Se están empezando a aceptar como herramientas de rehabilitación a través de la simulación a tiempo real, proporcionándonos la oportunidad de realizar actividades funcionales, repetitivas y recompensadas en el paciente con Parkinson”
Roberto Cano de la Cuerda, fisioterapeuta
Roberto, es uno de los pioneros en el uso terapéutico de realidad virtual en pacientes con Parkinson. Estas nuevas terapias disruptivas “se están empezando a aceptar como herramientas de rehabilitación a través de la simulación a tiempo real, proporcionándonos la oportunidad de realizar actividades funcionales, repetitivas y recompensadas en el paciente con Parkinson”.
Un añadido para las terapias no invasivas
Complementarias, pero no sustitutivas, así son las ventajas que la realidad virtual vislumbra en la rehabilitación terapéutica de pacientes con Parkinson. Estas terapias “son un complemento y no debe ser entendidas como un sustitutivo de un profesional sanitario o como un fin, sino como un medio para alcanzar los objetivos marcados por el equipo terapéutico”, explica Roberto.
Lo que no impide que estos beneficios existan, pero según explica Roberto “son a corto plazo, lo que indica la necesidad de la continuidad en el tiempo de dichos programas para que los pacientes puedan seguir beneficiándose de los mismos”.
Ventajas y cómo aplicarlo
Para ello, comenta el Doctor Cano de la Cuerda, “se llevan a cabo programas de entre cuatro y ocho semanas de duración, con sesiones de 30 a 60 minutos, y con una frecuencia de dos a tres sesiones por semana para que tengan efectividad”. De tal modo que, con la presencia de un fisioterapeuta y combinados con la terapia convencional, se buscan objetivos concretos: “la mejora del equilibrio, el control postural, la marcha, la fuerza muscular o ciertos aspectos cognitivos”. Una realidad que va más allá del temblor de reposo característico del Parkinson, pero no único.
En ese sentido, el Doctor Cano de la Cuerda refuerza las ventajas de estos videojuegos por tratarse de “un ambiente virtual enriquecido, lúdico y estimulante, a través de actividades funcionales típicas y cotidianas, aportando feedback a la persona de cómo es su participación en la terapia mediante el juego”. Todo ello dirigido a un público que está lejos de ser millenial o de ser nativos digitales, como son las personas de la tercera edad.
“Es muy curioso que, a las personas de edad avanzada que nunca han estado en contacto con este tipo de sistemas, y que llevan muchos años bajo tratamiento de rehabilitación, el hecho de introducir un cambio en sus rutinas terapéuticas les supone un estímulo y novedad para seguir bajo tratamiento”, explica el Doctor Cano de la Cuerda, aunque especifica que “no todo tipo de realidad virtual o consola será candidata a todo tipo de paciente, y no todos los pacientes son candidatos a ser abordados con estos sistemas. Existen criterios de inclusión y exclusión, así como formación específica en el manejo de dichos sistemas”.
Realidad virtual y neurofeedback
Con mimbres similares y también dirigido a pacientes con Parkinson, el doctor Juan Pablo Romero, neurólogo de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María, además de profesor de Farmacia y Medicina en la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid, también trabaja con videojuegos y realidad virtual para el tratamiento de pacientes con Parkinson.
“Se trata de utilizar la técnica del neurofeedback, donde damos al paciente algo de información y la plasmamos en un electroencefalograma y ahí observamos el movimiento de las ondas del paciente”
Juan Pablo Romero, neurólogo de la Unidad de daño cerebral del Hospital Beata María
En su caso se dieron cuenta en 2016 de que a través de un sencillo videojuego se podía mejorar los niveles de atención y de estabilidad de los pacientes con Parkinson. Para ello crearon un videojuego de realidad virtual en el que los pacientes deben mover objetos con sus ondas cerebrales a través de un casco especial. “Se trata de utilizar la técnica del neurofeedback, donde damos al paciente algo de información y la plasmamos en un electroencefalograma y ahí observamos el movimiento de las ondas del paciente”, explica.
Además, la realidad abre un abanico de posibilidades que no es posible con otras terapias, aunque, insiste el Doctor Romero, “los pacientes con Parkinson o enfermedades neurodegenerativas deben combinar los recursos médicos disponibles”. Por ello, enumera que “esto es sólo una pequeña parte que se debe consolidar con neuropsicología, fisioterapia, la medicación y el propio neurofeedback”.
El proyecto, llevado a cabo en el Hospital Beata María Ana, permite a través de la realidad virtual que el paciente se centre más en el videojuego, “gracias la inmersión”, especifica el doctor. Aunque no todos los pacientes son susceptibles de usarlo: “los pacientes tipo son aquellos que responden bien a la terapia médica habitual con las dopaminas”.
Un inicio prometedor para una enfermedad neurodegenerativa severa de la que no hay tanta información y publicidad como pudiera haber de otras patologías. “El Parkinson no es sólo el habitual temblor, sino otras sintomatologías como la pérdida del equilibrio, alteraciones posturales, cambios en el habla o la escritura o la bradicinesia [ralentización de movimientos]”, recuerda el Doctor Romero.
“La enfermedad no es fácilmente detectable en las fases tempranas, ya que el diagnóstico es principalmente clínico. En caso de incertidumbre las pruebas de imagen convencionales no son de gran ayuda. Se deben hacer pruebas especializadas”, explica Romero. Razón por la que puede haber pacientes mal diagnosticados durante años. “Además, el hecho de que ahora vivamos más, permite que haya más pacientes con Parkinson o Alzheimer, ya que el aumento de la esperanza de vida implica que enfermedades relacionadas con la edad avanzada se hagan más frecuentes”.
Una realidad que está en nuestras manos, sino cambiar, cuanto menos concienciar y darnos cuenta de que la medicina moderna y los avances tecnológicos pueden servir para combatir, aunque sea desde una pantalla, a todas estas enfermedades.