Dos mundos, como son el de la cirugía y el de los videojuegos, podrían parecer polos opuestos de diferentes realidades en las que la tecnología progresa. Sin embargo, un vistazo más en profundidad demuestra que comparten un camino común, comenzado hace más de 20 años, pero que en la última década está mostrándose como una vía fiable y útil de conocimiento compartido: la realidad virtual.
Ésta, presente en numerosos campos, se convierte en un apoyo fundamental para la formación de cirujanos y médicos de un amplio número de especialidades, desterrando el mito de que la realidad virtual es sólo una forma avanzada de ocio. Hospitales, centros clínicos y universidades de todo el mundo cuentan con simuladores y aparatos de realidad virtual para educar a sus profesionales, con resultados halagüeños como demuestra este estudio del Departamento de Cirugía de la Facultad de Medicina de Yale, o este trabajo, orientado hacia la cirugía ortopédica, de la Universidad de Bournemouth.
Ejemplos no nos faltan en los últimos años, como es el caso de FundamentalVR, una start up londinense que es responsable de Fundamental Surgery, un programa que sirve como entrenamiento para los cirujanos. Gracias a la aparición de esta tecnología, supervisada por más de 500 médicos, los costes educacionales de la cirugía son más asumibles para los hospitales, permitiendo al mismo tiempo que los médicos más inexpertos aumenten su pericia sin riesgo de una forma económica.
Esta evolución, factible para un importante número de patologías, permite sobre todo en los casos más complejos ofrecer soluciones educativas que de otra forma serían imposibles de conocer. Otro ejemplo lo descubrimos en el campo de la neurocirugía, donde la simulación y la realidad virtual llevan años asentados dentro de los programas de entrenamiento que los facultativos realizan. En Canadá, en el Neurosurgical Simulation Research and Training Centre de Montreal, los médicos realizan sus ejercicios de práctica con NeuroVR, un simulador desarrollado por CAE Healthcare, que ofrece prácticamente las mismas condiciones de quirófano que un neurocirujano se encontraría en la vida real.
Estas simulaciones y avances, constatación de que la realidad virtual no sólo se queda en videojuegos y casas, es la prueba fehaciente de que el mundo de la medicina puede valerse de la evolución tecnológica que en otros campos se realizan. Desde una artroplastia a una cirugía de hernia lumbar hasta llegar a intervenciones neurológicas, el mundo de la medicina encuentra en la realidad virtual y el mundo de las pantallas un aliado al cual encomendarse para que los facultativos sigan aumentando su destreza en situaciones lo más reales posibles.