PEGI. Un entorno seguro para jugar

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Cada maestrillo tiene su librillo y cada jugador tiene su código PEGI. Os hablamos de la herramienta más efectiva que poseen los padres a la hora de decidir si un juego es apto o no para sus hijos. Y es que la clasificación PEGI es una referencia oficial que informa y aconseja a los padres sobre el contenido del material interactivo.

¿Cómo funciona el código PEGI?

Aunque la mayor parte de los títulos son adecuados para jugadores de todas las edades, otros solo lo son para niños mayores, adolescentes o adultos. Ante esta necesidad de ayudar a los padres a tomar decisiones informadas al comprar videojuegos, en Europa surge PEGI, equivalente (pero no idéntico) al norteamericano (ESRB).

Si en la década de los 60 vivías en España, tenías menos de 18 años y veías la televisión seguro que conoces el sistema de rombos. Dos indicaban que el programa no era recomendado para menores de 18 años, ¿lo recuerdas? Pues el sistema PEGI (Pan European Game Information) sigue una fórmula muy similar. Se centra en criterios de seguridad para los jugadores y no tiene en cuenta el nivel de dificultad del juego.

¿Y dónde podemos encontrarlo? Tradicionalmente lo puedes encontrar en las carátulas de los juegos, que tienen un pequeño recuadro en su portada con la edad recomendada (etiquetas), así como de los contenidos que nuestros hijos pueden encontrar en ellos (descriptores).

En este post os ayudamos a comprender el funcionamiento de este sistema y el significado de sus símbolos para que podáis optar por la mejor elección para el desarrollo y la educación de vuestros hijos.

Hablemos de etiquetas

Son las que definen las distintas categorías por edad. Y no es tema baladí, porque técnicamente una persona con una edad inferior a la que se muestra en la caja no puede, sin acompañamiento de un adulto, comprar el juego en cuestión.

“Si el comprador no alcanza los años que señala el código no puede hacerse con el producto, a menos que vaya acompañado por un adulto o tutor legal”,

Jesús Algar, empleado de GAME

PEGI 3: son juegos que podemos considerar “para todos los públicos”. Son aptos para los más jóvenes y normalmente es una valoración presente en los títulos orientados al público infantil.

PEGI 7: indica que el juego sigue siendo apto para todos los públicos, aunque su mecánica es más compleja y el argumento empieza a cobrar una importancia que no estaba presente en los recomendados para los más pequeños. Tampoco vemos violencia, lenguaje soez, ni alusiones a cualquier clase de situación social, política o económica realista o que pueda resultar molesta o preocupante para padres.

PEGI 12: cuentan con las características propias de la mayoría de los videojuegos: argumento, mecánicas y un lenguaje más adulto. En esta clasificación ya podemos encontrar violencia no explícita. Es un entorno apropiado, por ejemplo, para títulos deportivos.

PEGI 16: La mayoría de los títulos en esta categoría cuentan con una valoración especial en la que ya hay presencia de elementos como la violencia o situaciones delictivas propias de la vida real.

PEGI 18: la etiqueta roja no es sino el indicativo de que el juego, al igual que en el cine o la TV, ya cuenta con una temática totalmente adulta. Eso significa que además de la violencia, lo usual es la presencia incluso de actividades que estarían condenadas fuera del mundo virtual.

PEGI OK: a diferencia de los anteriores, esta es una etiqueta específica para portales web o juegos en línea e indica que el contenido es apto para todas las edades.

¿Y los descriptores?

Las etiquetas vienen acompañadas, en la parte trasera, de unos iconos que muestran lo que podemos encontrar en el videojuego.

El ocio, que incluye a los videojuegos, es parte de la educación de nuestros hijos. Por eso es recomendable reflexionar sobre ellos y establecer una serie de normas de uso. Es cierto que puede existir cierto desconocimiento sobre el mundo de los videojuegos por parte de algunos padres, pero este handicap se puede superar fácilmente gracias a esta clasificación por edades.