Si alguna vez has oído “night shift”, es probable es que lo identifiques con algunas funciones de tu teléfono móvil, destinadas a matizar la luz de la pantalla cuando el día comienza a oscurecer. O, si eres un bibliófilo empedernido, lo asocies a una de las novelas de Stephen King.
Sin embargo, el Night Shift, del que hoy os hablamos, es un videojuego, aún en fase experimental, desarrollado por Schell Games, la Universidad de Pittsburgh y el NIH estadounidense y está destinado a la comunidad médica encargada de dar la primera valoración cuando el paciente llega a un servicio de Urgencias. Para ello, se ha contado con médicos de Urgencias, científicos del comportamiento, cirujanos de traumatología y diseñadores de juegos, que se han focalizado en el triaje; proceso por el cual se determina la atención que una persona que acuda a los servicios de emergencia necesita.
Este proceso tiene una importancia capital dentro de la medicina, ya que una buena diagnosis es la antesala de un buen resultado dentro del servicio. A estos expertos en triaje va destinado Night Shift, un videojuego que simula la llegada de pacientes que necesitarán asistencia traumatológica a centros que carecen de ésta pero que necesitan esa primera valoración.
La novedad se plantea a través de la narrativa, que presentará a los facultativos no sólo diversas patologías, sino distintos comportamientos de los pacientes. De esta forma lo que se busca a través del análisis del comportamiento es mejorar la atención primaria que se recibe, facilitando a los médicos una diagnosis más fiable gracias a una interacción más real con los atendidos, situando en múltiples circunstancias lo que pueda recibir en una noche de Urgencias.
El resultado del videojuego, demostrado en publicaciones como esta de la BMJ (British Medical Journal) o en este otro artículo dentro de Journal of the American Medical Association, prueba que los médicos que jugaron a Night Shift, lograron mejores y más fiables valoraciones de cara a los pacientes con necesidades traumatológicas que aquellos que no lo jugaron, reivindicando así los beneficios que los videojuegos educacionales pueden promover dentro de ambientes laborales tan especializados como la medicina o la enseñanza.