En los últimos años los videojuegos tienen un papel protagonista en nuestra vida y en algún momento hemos estado relacionados como el mundo gamer. Como muestra el Anuario de la Industria del Videojuego de la Asociación Española del Videojuego (AEVI) en el 2020 la industria facturó 1.747 millones de euros, más que industria de la música y del cine juntos. Sin duda, una muestra más que a día de hoy, el videojuego es el motor de la cultura en el siglo XXI y ofrece oportunidades que podemos aprovechar como economía e impulsar su desarrollo. Esta situación genera un intenso debate en el sector cultural, ¿los videojuegos son arte?

Nuestra respuesta es clara e inequívoca: ¡SÍ! Así lo confirmo en su momento el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) que en 2013 incluyó algunos títulos entre sus exposiciones, y no solo porque cuentan con diseños y bandas sonoras impresionantes, sino porque son capaces de contar historias de una forma interactiva que otro medio no puede superar.

Los videojuegos, en sí mismos, son una forma de expresión única capaz de ser una obra de arte capaz de seducir a millones de personas. Un dato: en 2020 llegó aproximadamente a los 16 millones de usuarios.

El videojuego es una expresión artística única, que une tres perspectivas distintas en su desarrollo:

  • La primera centrada en el arte y diseño del videojuego, que busca conceptualizar, crear y desarrollar el mundo que quiere compartir.
  • La segunda se encuentra en sus mecánicas y las maneras de cómo se quiere presentar el videojuego al jugador.
  • La tercera es la percepción del propio jugador, cuya respuesta personal e interacción con el videojuego genera una experiencia única.

El mundo del videojuego tiene unas características propias que lo definen y lo separan del resto de disciplinas artísticas. Es un medio que todavía está creciendo, en el que todavía tiene un gran peso la experimentación. Sin embargo, hay un elemento único que lo separa del componente narrativo del cine o la literatura y le dota de originalidad: la interacción. Hay videojuegos que pueden alcanzar la categoría artística por su narrativa, que puede estar a la altura de la mejor película. Pero ese no es el camino en el que se tiene que valorar el videojuego. Este medio debe crear narración desde las propias mecánicas del juego para que te haga partícipe. Es decir, no ver tanto el cuadro, como ser tú mismo el cuadro. Esa es la forma de arte que solo puede proporcionar el videojuego.

Pero a diferencia de lo que creen muchas personas los videojuegos llevan tiempo relacionándose con los museos y las exposiciones de arte, y encontramos muchos ejemplos en nuestro país: como el caso del museo Thyssen que, a través de una iniciativa educativa, utiliza el videojuego de Nintendo Animal Crossing para construir experiencias digitales artísticas a los más jóvenes o el caso del Museo del Prado, que creo el videojuego Videojuego 200 y + con el objetivo de ayudarnos a profundizar en las historias que se conservan en esta institución centenaria, junto a sus pinturas. Incluso la propia expresión corporal se ha apoyado en los videojuegos, como el caso del Ballet Nacional de España, que ha creado un juego mágico y diferente que permite al jugador vivir la evolución de un bailarín desde sus primeros pasos hasta llegar a bailar con el Ballet Nacional de España, con el propósito de explicar la danza al público.

Pero a diferencia de lo que creen muchas personas los videojuegos llevan tiempo relacionándose con los museos y las exposiciones de arte, y encontramos muchos ejemplos en nuestro país: como el caso del museo Thyssen que, a través de una iniciativa educativa, utiliza el videojuego de Nintendo Animal Crossing para construir experiencias digitales artísticas a los más jóvenes o el caso del Museo del Prado, que creo el videojuego Videojuego 200 y + con el objetivo de ayudarnos a profundizar en las historias que se conservan en esta institución centenaria, junto a sus pinturas. Incluso la propia expresión corporal se ha apoyado en los videojuegos, como el caso del Ballet Nacional de España, que ha creado un juego mágico y diferente que permite al jugador vivir la evolución de un bailarín desde sus primeros pasos hasta llegar a bailar con el Ballet Nacional de España, con el propósito de explicar la danza al público.

Sin duda, el debate sobre si los videojuegos son arte o no, todavía no va a desaparecer, pero en los últimos años ha quedado patente que los videojuegos son un elemento esencial para el desarrollo de la cultura de nuestro país, ya que demuestran un gran potencial en la transmisión cultural.

Descubre más sobre el papel de los videojuegos en la cultura en la sección de noticias de la página web de The Good Gamer.

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