La historia, desde antes de que los seres humanos poblásemos la Tierra y la comprendida hasta nuestros días, ha ocupado un papel fundamental en el desarrollo de multitud de videojuegos dentro de la industria. Sin importar el tipo de plataforma, los sucesos que han dado forma al mundo tal y como los conocemos se han convertido en una gran fuente de inspiración para dar vida en la pequeña pantalla a una infinidad de juegos, pero también para convertirse en una ventana distinta desde la que asomarse a la Historia que va más allá de los libros o de las clases.
En clásicos como Age of Empires, con el cual podemos contemplar la evolución del mundo desde la Antigüedad, con la inclusión de ahora lejanas civilizaciones como Egipto o Grecia, hasta la Edad Moderna, aquella que dio forma a la actual Europa y a una incipiente América, encontramos de una manera resumida, accesible e interactiva una oportunidad única para que niños, jóvenes y no tan jóvenes descubran un poco más de nuestros orígenes. Otras opciones, como las de otro clásico, eterno Civilization, también nos permiten tener una perspectiva de la Historia desde un prisma lúdico sin renunciar a la fidelidad histórica.
Sin embargo, los videojuegos de estrategia en tiempo real no están solos en esta “batalla” educativa. Otras opciones, como los FPS, también han bebido de las fuentes que la Historia brinda para convertir una tarde de juegos en un concentrado con tintes educativos. Ejemplos como la saga Call of Duty y su inspiración en la II Guerra Mundial, así como la presencia de otros muy populares juegos como Total War, permiten al jugador adentrarse no sólo en una lección de historia, sino también en pildorazos de Geografía desde la pantalla.
Conquistar países y desplegar tropas no es sólo una labor que realicemos a golpe de clic. Entre pantalla y pantalla, informaciones sobre lugares, accidentes geográficos o fronteras se multiplican para dinamizar la acción dentro del juego y dejarnos la oportunidad de acercarnos, de manera autodidacta, a mapas y acontecimientos históricos que pueden captar nuestra atención desde el mundo de los videojuegos.
Otro ejemplo es el Assassin’s Creed Odyssey, que incluye un modo Discovery Tour. Un contenido adicional gratuito que permite a jugadores de todas las edades aprender historia a través del mapa de la Antigua Grecia que el equipo de desarrollo ha recreado de forma fiel. Se eliminan los enfrentamientos y barreras propias de la jugabilidad del videojuego para explorar los territorios con total libertad.
Esta gran puerta abierta, en la que jugadores, industria y educadores participan, permite un alto grado de interacción entre las tres partes, facilitando la tarea del profesor con materiales que pueden ayudar al alumno o con pequeños alicientes que despierten la curiosidad de éste. ¿O es que nadie, entre examen y examen, se ha dado cuenta de que es mejor que el alumno ya tenga una idea de lo que es Waterloo antes de abrir su libro de texto?
Esta sinergia, más en boga cuanto más se digitaliza la educación, ya la comentaba hace unos años la profesora María del Carmen Gálvez de la Cuesta en la revista Icono 14 sobre Aplicaciones de los videojuegos de contenido histórico en el aula, reivindicando el papel que los videojuegos de carácter histórico pueden tener sobre la educación del alumnado, adaptando, en cierta medida, los contenidos curriculares a la forma en la que los chavales se acercan a la Historia de una manera más amena.