La clara evolución cultural que ha venido de la mano de una importante revolución tecnológica ha sobrepasado la barrera de las siete artes ‘clásicas’. El cómic, que luchaba por convertirse en la octava, se ha encontrado con una nueva ola sobre la arena artística: la era digital del videojuego. Vencidos ciertos prejuicios, la industria del videojuego se aproxima con paso firme a un camino antes reservado para la literatura, la pintura, el cine o la arquitectura. ¿Qué es un videojuego si no narrativa, escenas o frames que bien podrían ser un cuadro?
Sobre ello, trabaja la madrileña Adriana Berges, artista plástica especializada en pintura y graduada en Bellas Artes por la UCM. Entre sus proyectos ya expuestos se encuentran trabajos como Cuestión de tiempo, en la galería Juca Claret, o Screenshoot, en la Galería Arte a Ciegas. Siempre bajo un denominador común: una obra que gira alrededor del paisaje.
“Yo siempre había realizado obras con espacios relacionados con estaciones de tren, de metro, calles… pero llegó un momento en el que mi mirada se dirigía a paisajes que estaban ‘al otro lado de la pantalla’, que no veía cuando caminaba por la calle”
Adriana Berges, artista plástica especializada en pintura
De Fortnite a la idílica pradera del protector de pantalla de Windows, a los que llegó tras su experiencia paijsajística urbana. “Yo siempre había realizado obras con espacios relacionados con estaciones de tren, de metro, calles pero llegó un momento en que mi mirada se dirigía a paisajes que estaban ‘al otro lado de la pantalla’, que no veía cuando caminaba por la calle”, asegura.
El principio de la catarsis
Esa catarsis artística comenzó a principios de 2018 y ahora se ha convertido en una forma de expresión más de su arte. “Hoy en día mi extensión de terreno y el de mi generación es aquel que vemos a través de nuestras pantallas”, remarca. Una realidad ‘virtual’ que ha recreado en diversos capítulos. Uno de ellos recibe el nombre de GAMER. “En él el paisaje se trata desde el punto de vista del jugador de videojuegos”, comenta.
Vanguardia artística pero también una dosis de clasicismo, que está inculcado en la propia forma que tiene Adriana de entender el arte. “Me gusta mucho el realismo, mi manera de pintar podríamos decir que se encamina hacia ese estilo. También me gusta mucho el impresionismo, de hecho de pequeña empecé a pintar cuadros de Van Gogh o Monet, y en mi forma de pintar hoy también hay alguna referencia”, reivindica.
Aunque la forma de enfocar la pintura cambia cuando nos trasladamos al espacio digital. “Cuando pinto la colina de Windows o un barrio de Fortnite, los pintos desde la pantalla o el proyector, porque los considero su medio natural”, puntualiza. Para ello recurre a tres técnicas: al natural, con el modelo o paisaje que tenga delante; desde foto, con la referencia de una fotografía impresa en color CMYK; y desde pantalla con color luz RGB. Nuevos horizontes artísticos en los que predomina un tipo de videojuego, el que se desarrolla desde un punto de vista de primera o tercera persona. “Para mí, este proyecto es una visión en paralelo con mi realidad analógica”, explica la artista.
Videojuego: arte para el siglo XXI
Una traducción abierta que ha encontrado en Fortnite, uno de los juegos de moda, su gran referente para la serie Gamer. “Es importante para mí la selección de paisajes virales o relevantes en Internet. Considero que éste [Fortnite] me ofrece todo, en una ventana a miles de imágenes y paisajes internacionales que forman parte de un imaginario colectivo de cuantas más personas posibles”, nos comenta.
“El arte es un camino que lleva su tiempo y una carrera a largo plazo”
Adriana Berges
Saltos dentro de las artes que además ponen una figura en el mapa artístico: la del millenial, como creador y como espectador. “Creo que los millenials estamos creando cultura a muchos niveles. Música, arte, cine, filosofía…, otra cosa es que a los ‘mayores’ no les guste”, ejemplifica. “Hay contenidos de gran calidad y otros no tanto, pero por mi parte diría que el arte es un camino que lleva su tiempo y una carrera a largo plazo”, asegura. Una realidad que es inherente a cualquier corriente artística y es que, como Adriana sostiene, “nunca se sabe lo que los artistas podemos llegar a crear de aquí a 20 años y cómo evoluciona nuestro trabajo”.
Lo que sí sabemos es que en 2019 Adriana volverá a las salas de exposición. En febrero estará de nuevo en Galería de Arte a Ciegas, con una temática sobre el aburrimiento y la necesidad de encontrar espacios de calma y de descansar de los estímulos diario. La otra, también para febrero, será exponer en la feria de arte Justmad, donde presentará una serie de paisajes marinos, donde estará latente la problemática actual de la contaminación del medio natural.