Los niños del siglo XXI crecen entre pantallas sin ser ajenos a tecnologías como los videojuegos, la realidad virtual o la realidad aumentada. Un universo digital cada vez más integrado y que ya complementa las metodologías didácticas tradicionales.
Sobre el potencial de estas nuevas herramientas, que coexisten con los contenidos curriculares tradicionales, hablamos con José Blas García, maestro en escuela y profesor en la Universidad de Murcia, cuyas pistas se pueden seguir en su blog Transformar la escuela. “Mis intereses en formación y en experiencia van entrecruzando los caminos que hablan de metodología, educación para todos y videojuegos aplicados a la educación”, asegura.
La visión de escuela moderna de José Blas concibe el aprendizaje como un lugar donde el alumno construye su conocimiento. Con el componente tecnológico en ristre y una mayor interacción -e interactividad- es como se imagina José Blas el futuro de la docencia. “Una educación con currículos abiertos; con procesos para aprender y no sólo para aprobar; una educación interdisciplinar, que una a los centros con la realidad y problemática social y que, lejos de adoctrinar, promueva la crítica, la autonomía y la capacidad de aprender siempre”.
Educación del siglo XXI: videojuegos y realidad aumentada
“La realidad aumentada es el gran descubrimiento que permite crear infinitos escenarios donde ‘hacer cosas’ en el aula, en los pasillos y en las bibliotecas. Es la revolución tecnológica que viene”
José Blas García, profesor en la Universidad de Murcia
Los serious games o los videojuegos didácticos son puertas abiertas a una nueva forma de comprender la enseñanza. Aunque esta disrupción está despertando ahora, lo cierto es que son numerosas las oportunidades que los videojuegos y la realidad virtual pueden ofrecer para la educación del siglo XXI.
“La realidad aumentada es el gran descubrimiento que permite crear infinitos escenarios donde ‘hacer cosas’ en el aula, en los pasillos y en las bibliotecas. Es la revolución tecnológica que viene”, afirma. Una dinámica novedosa que José Blas reivindica para los videojuegos. “El juego es un recurso de entretenimiento pero se convierte en un recurso didáctico cuando le otorgas sentido de aprendizaje”, considera.
Sobre la inclusión de los videojuegos y tecnologías a la educación del siglo XXI, José opina que es compleja pero no imposible. “Precisa de un cambio de mirada o de idea. Ni culturalmente ni profesionalmente estamos preparados para ella. Ahí está el reto: la inclusión no se dice… se vive, se siente y se hace”, añade.
La búsqueda del equilibrio
Esta pugna diaria se encuentra con problemáticas en las que, irónicamente, el desconocimiento es el peor enemigo posible. “Se teme a lo desconocido y el miedo es el peor aliado del acierto y quizá por eso nos equivocamos tanto”, ilustra. “Por un lado, se demonizan las redes sociales pero se usan en la calle sin aprendizaje ni mediación. Por el otro, se utilizan tecnologías como contenido estático y bibliotecarizado”, manifiesta.
Las nuevas generaciones, tanto de docentes como de alumnos deben ser “creativos y adaptativos, aunque la sociedad sea incierta y cambiante (…) La tecnología es una realidad de la calle y los centros educativos no pueden dar la espalda a la calle”.
Educación a tres bandas: alumnos, padres y profesores.
Se debe afrontar la toma de contacto de los progenitores y tutores sobre los beneficios de esta nueva forma de educar. Sobre todo cuando las generaciones que están entrando ahora en las educaciones primarias y secundarias ya han vencido hace años la barrera del millenial.
“La seguridad en la red es un tema que el profesorado desconoce en su gran mayoría y es algo básico para la escuela digital”
José Blas García
A ellos va dedicada la educación del futuro en la que los videojuegos, la realidad aumentada, las pantallas, los teléfonos móviles y todo tipo de elementos tecnológicos están asentados en hogares y clases. “Es necesario aprender navegando para poder navegar para aprender”. Por eso los padres deben conocer las posibilidades pero también los riesgos para saber cómo atajarlos. Es el caso de conductas como el ciberbullying. Sobre este asunto José Blas opina que “la seguridad en la red es un tema que el profesorado desconoce en su gran mayoría y es algo básico para la escuela digital”, remarca.