Desde los videojuegos más populares hasta apps expresamente diseñadas para ello, nuestros soportes digitales están cargados de herramientas para que aprender idiomas sea más fácil y accesible que nunca. Son muchas las aplicaciones que docentes de todo el mundo utilizan para llegar a los alumnos, comprendiendo que las nuevas tecnologías permiten al alumno interactuar de una forma más directa, sustituyendo el aprendizaje más pasivo de los libros de texto por una educación interactiva.
Nombres como Kahoot, EdPuzzle o Google Classroom amplían los horizontes educativos en dos vertientes: la primera, la de hacer al alumno participe de una actividad casi lúdica a través de los smartphones o tablets; la segunda, permite al profesor monitorizar en tiempo real los progresos de cada estudiante, facilitando así el seguimiento de cada uno de ellos.
Sin embargo, no sólo las aulas son un buen lugar para seguir aprendiendo idiomas, como demuestra este estudio de la Universidad de Sídney. Cada vez más, los tiempos de ocio permiten, casi sin pretenderlo, mejorar el conocimiento de otras lenguas. Participar en videojuegos en red, como puede ser Fortnite o World of Warcraft, pone en contacto a miles de chavales a lo largo del mundo. En la red, la lengua franca por excelencia es el inglés, que está presente tanto en los desarrollos del juego como en las conversaciones que se mantienen con los demás usuarios. De esta manera, la comprensión oral –uno de los grandes escollos académicos de los idiomas- se hace más asequible y familiariza a los jóvenes con la fluidez que las conversaciones en línea permiten.
Junto a los videojuegos aparece otra arma, aún más poderosa en el aprendizaje de idiomas, al alcance de nuestra mano. Se trata de nuestros smartphones en los que diccionarios, traductores o medios digitales posibilitan tener en cualquier momento acceso a otras lenguas sin tener que estar atados a una silla o hacer un gran gasto económico.
Aptos para todas las edades, aplicaciones como Influent, Fluentu, Duolingo o Hellotalk se convierten en profesores particulares de diversos idiomas que nos permiten mantener conversaciones con nativos, mejorar nuestra gramática o ampliar nuestro vocabulario desde cualquier parte.
La última mención, quizás la más lúdica para los niños y jóvenes, nos la brinda Youtube. La aparición del fenómeno Youtuber posibilita que, a nivel mundial, jóvenes de diferentes países del mundo empiecen a seguir las andanzas de alguno de sus protagonistas favoritos, en muchos casos, extranjeros, lo que se vuelve a convertir en una herramienta divertida y rápida de aprendizaje. Del mismo modo que la proliferación de Twitch, donde compartir partidas o ver a otros jugar, se promueve un ocio divertido donde la comprensión oral y los famosos “listening” del colegio van un paso más allá.