En ocasiones, lo que vemos a través de los videojuegos no es real. O no tan real como la vida puede ser. Esa es una de las razones por las que Christian Rouffaer, director de la Unidad de Realidad Virtual del CICR, y su equipo, desarrollan desde 2013 un proyecto que pretende concienciar sobre los derechos humanos recogidos en la Convención de Ginebra y el Derecho Internacional Humanitario (DIH) en zonas de conflicto a través de la realidad virtual.
“El 90% de nuestro tiempo lo pasamos en zonas de conflicto, aprendiendo y conociendo el terreno. La creación de estas simulaciones de VR son sólo un 10% de lo que hacemos”, nos cuenta Rouffaer. “Es un proyecto autogestionado que se realiza de manera interna. Actualmente somos diez personas en el equipo pero empezamos siendo sólo dos”, recuerda.
“Aunque lo que realizamos no es VR como se interpreta desde el mundo de los videojuegos. No recreamos situaciones de vida real, hacemos simulaciones de esa propia situación”, aclara Rouffaer. “En nuestros vídeos creamos ejemplos en los que los escenarios o los uniformes son ficticios, debido a nuestro carácter imparcial. Un ejemplo lo podríamos encontrar en un vídeo en el que se tiene que defender un hospital o a un grupo de médicos”, asegura. El resultado: contenidos en los que no hay ningún tipo de sesgo ideológico o nacional y que permiten poner en valor las leyes del DIH.
Un propósito que tiene como fin el encontrar alternativas y buenos ejemplos a la hora de presentar videojuegos. “Un 95% del feedback ha sido positivo en esta tarea. Sabemos que no somos desarrolladores ni tenemos un gran presupuesto pero intentamos optimizar al máximo nuestros vídeos”, mantiene Christian Rouffaer. “Además, hay un cambio intergeneracional que ha dejado de ver los videojuegos como una cosa de niños. Actualmente es un entretenimiento más y como tal, llega a mucha más gente. Por eso también pensamos que los videojuegos pueden incorporar ejemplos positivos de comportamiento. En series y películas estamos acostumbrados a ver a héroes o ‘buenos tipos’, por lo que los videojuegos también pueden mostrarlos”, comenta en tono optimista.
De cara al futuro el proceso, que se lleva a cabo desde Bangkok, pretende ser aún más ambicioso. “Creemos que estos proyectos de VR que nosotros hacemos se pueden replicar en otras sedes de Cruz Roja con otros contenidos” concluye el director de la unidad de Realidad Virtual del CICR.